
Escuché por la radio que el gobierno de la ciudad se estaba ocupando de llevar a los hogares a las personas de la calle y, además, por el frío las estaban dejando quedarse todo el día y les daban comida caliente.
Así a uno le preocupa menos que sean pocos los que llegan al comedor.
Para ser realistas, creo que es una medida muy típica de tiempos electorales -votamos el domingo-, pero así y todo vale la pena.
Y, como seguro que deberá haber una segunda vuelta para definir la elección, gracias a ello capaz que nuestra gente pase los fríos más abrigadita.
Después que termine todo, veremos en qué queda. Pero mientras tanto lo más crudo del invierno va pasando.
Ojalá, entonces, que todas las elecciones sean en pleno invierno. Cada tanto será más llevadero para algunos pobres.
ResponderBorrarAcá, generalmente -simpre que yo recuerde al menos- son en pleno verano. Quedamos todos con un bronceado fascinante.
Cariños, querida Jo.
Así que el ballotage servía para algo y uno no sabía...
ResponderBorrara veces Dios se sirve de cosas tan raras para aliviar a sus hijos, ¿verdad?
ResponderBorrarFirmo lo que dice Alemamá: ¡ojalá siempre hubiera elecciones y los políticos se dedicaran a hacer cosas buenas!
ResponderBorrarY en España pasa como en Chile: las elecciones suelen ser en primavera o verano, si ya nos cuesta ir a votar y encima hiciera frío no iría nadie.
Tal cual Juan Ignacio. Tenemos hasta agosto.
ResponderBorrarllegaron todos al comedor?
ResponderBorrarun abrazo!