
Desde ayer a la mañana, tenemos -¡gracias a Dios!-, por momentos, una lluvia serena y reparadora en Montevideo.
En nuestro jardín, que parece con el suelo cubierto de paja, van apareciendo manchones verde fresco y hasta grupos de florcitas. Da alegría -y nos enseña- ver cómo es de agradecida la naturaleza.
Dios quiera que llueva -abundantemente- en todos los campos que se necesita, en nuestros dos países y termine la sequía.
-----------
Nota: la foto la encontré en un blog que me gustó muchísimo