viernes, mayo 22, 2009

¡Hasta la vuelta!

Esta noche me voy a Buenos Aires.
Estaré de vuelta, en principio, el 1ro. de junio.
Tengo un encuentro y, entonces, aprovecho para ver un poco la familia.
Probablemente no me sea fácil ocuparme del blog, ni visitar otros.
¡Será hasta junio!¡Que estén bien todos!

miércoles, mayo 20, 2009

Jorge Rivas


En muchos medios argentinos hoy comentan la noticia de que Jorge Rivas, político socialista, asume por fin su lugar en el Congreso después de un asalto sufrido hace varios meses, del que quedó cuadripléjico.
Me puse a investigar un poco sobre su persona y lo que le había ocurrido.
Hasta que no vi una foto suya no me dí cuenta quién era, a pesar de haber sido vice-jefe de gabinete de la Nación... Ahora sé que lo he visto, antes, varias veces en la televisión.
Entré en algunos artículos, y sobre todo, en unos cortos de Youtube, donde cuentan su recuperación.
En este momento, gracias a su esfuerzo y trabajo, a los profesionales que lo ayudaron, y a la tecnología -que ha quedado además disponible para que otros también puedan usarla-, se comunica y podrá ejercer su cargo de legislador.
Estas noticias producen real alegría y entusiasmo.
¡Gracias Jorge!, y ¡gracias también a todos los que colaboraron con vos en esta enorme y preciosa aventura!
No dejen de interiorizarse más -hay mucho en internet- sobre esto.

martes, mayo 19, 2009

Matar un ruiseñor


Nunca la había visto.
Recuerdo lo renombrada que fue en su momento.
Una película viejísima, con Gregory Peck y unos niños que trabajan regio sobre todo la chiquita.
Me gustó muchísimo. El argumento, que no deja de tener muchos matices, la fotografía, la actuación como dije antes, y -además, en la copia que vi, muy buena por cierto- hasta el doblaje estaba muy bien hecho.
La vi en Internet, por lo que tuve que practicar la paciencia ya que se me paraba constantemente porque no baja lo suficientemente rápido si uno lo mira en horas pico. Pero me pareció que la película valía la incomodidad. Sigue vigente.

domingo, mayo 17, 2009

Juan 15,11

"Les he dicho todo esto para que mi alegría esté en ustedes y sean completamente felices"

Éste es un trozo del Evangelio de hoy. El sacerdote nos decía que es la frase central del discurso de Jesús en la Ultima Cena; y ésta, a su vez, es el eje de todo el Evangelio de Juan.
Que Su alegría esté en nosotros y seamos completamente felices, es el fin de la Creación, la razón por la que Dios se hizo Hombre -la Encarnación- y murió en la cruz para salvarnos, o sea la Redención.
Es, por supuesto, el motivo del Evangelio, de la 'Buena Noticia'.

"Les he dicho todo esto
para que mi alegría esté en ustedes
y sean completamente felices"
(Juan 15,11)

¿Creemos esto?
¿Lo vivimos?
¿Lo anunciamos?

miércoles, mayo 13, 2009

Día de la madre









El domingo pasado, aquí en Uruguay, fue el Día de la Madre.

sábado, mayo 09, 2009

A propósito de Lugo

Este caso hizo resurgir, en los medios de comunicación, el cuestionamiento al celibato sacerdotal, o a la castidad de los religiosos.
Como soy hermana, y tengo este blog, a alguno puede resultarle curioso mi silencio, por lo que quisiera poner unas líneas.
Parto de que este caso me parece sólo un disparador, ya que no sé cuánto tiene de operación política, ni creo que –si fuera cierto todo lo que se dice- el tener hijos con varias mujeres, de distintos lugares, en relaciones aparentemente contemporáneas algunas, pueda llevar a cuestionarse sobre si el sacerdote católico debería casarse. Son dos temas totalmente distintos, y los dos, muy complejos.
Por su complejidad, y también porque creo que las entradas largas no ayudan, quisiera poner sólo algunas notas que me parecen importantes.
+ El celibato no es esencial al sacerdocio; tanto que al principio no se pedía –Pedro era casado-, y los católicos de rito oriental ordenan, hoy, presbíteros a hombres casados. En cambio, sí es esencial el voto de castidad a la vida religiosa: Por nuestra consagración, nos entregamos totalmente a Dios en forma exclusiva; y, por eso, renunciamos a otras entregas, indudablemente buenas y santas también como que creadas por Dios.
+ No pocos interpretan que la norma para los sacerdotes se debe a un menosprecio de la Iglesia por el sexo. Si bien ha existido en tiempos no muy lejanos esta apreciación entre los cristianos, no creo que hoy sea así, y nunca fue postura de la Iglesia como tal.
+ Por el modo de desempeñarse hoy en su ministerio, la vida del sacerdote católico requiere de una gran disponibilidad, dedicación exclusiva y prioridad casi absoluta; por lo que es evidente la dificultad que sería tener, además o al mismo tiempo, una familia que atender. Yo diría que es casi incompatible –para vivir bien las dos vocaciones- el ministerio sacerdotal y el estado de buen esposo y padre de familia. Una de las dos misiones quedaría desatendida por la otra.
+ La fidelidad a sus compromisos, libremente adquiridos, la debe, y puede (creo en la libertad y la capacidad de decisión permanente de los seres humanos) mantener, tanto un sacerdote, como un hombre casado que, por alguna circunstancia –lejanía, enfermedad o lo que fuere-, no pueda tener vida conyugal con su esposa.
Desgraciadamente sé que esto último, en las culturas occidentales actuales, es bastante difícil de sostener; y por eso no hay muchos que crean que no se puede robar nunca, la violencia es indeseable siempre, y los excesos o muchas cosas, inclusive buenas, pueden no ser buenas si se las aplica en el lugar o momento inadecuado.
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Por supuesto que, además de todas estas notas –que son sólo algunas, debido a la complejidad del tema-, habría -y en primer lugar- que tener en cuenta que el sacerdocio y la vida religiosa son, por esencia, realidades que los cristianos nombramos ‘sobrenaturales’; o sea están en un plano distinto que el de la naturaleza humana (el matrimonio cristiano también lo es) y requieren de la gracia (ayuda especial y gratuita) de Dios. Y seguro que, si nos da la vocación, él nos brindará la gracia para vivirla.

miércoles, mayo 06, 2009

Hay una mirada...

“Acabo de embellecer a una mujer. Hace meses, incluso años, que no lo hacía. Con una mirada atenta, disfrutaba antes despertando belleza en rostros que incluso parecían feos. ¿Por qué he dejado, o casi, de llamar con mis ojos a la luz que, desde lo profundo de los seres, puede transfigurarles? Sin duda, porque me he dejado ahogar por preocupaciones y miedos que me han abrumado.
Casi había olvidado ese don precario de zahorí de la belleza, cuando entre en un café de la calle Saint Dominique. En la barra, unos cuantos clientes ruidosos. La camarera, del otro lado, doblada sobre la pila, estaba fregando vasos. Rostro sin expresión. Cuando lo enderezó ví sus rasgos desprovistos de finura, los ojos hundidos, los cabellos descuidados. Me senté en una mesa y empecé a sacar unos papeles para trabajar. Dejó el mostrador secándose las manos y vino hacia mí. Fue entonces cuando sentí ganas de embellecerla. Como lo hacía antes.
Me esforcé inmediatamente por desentenderme de todo, por ser sólo respeto y atención delicada, por hacer como si en el mundo sólo estuviese ella, y la miré. Sin insistencia, simplemente. También ella me miraba, enredando distraídamente el trapo.
- ¿Qué desea, señor?
- Un café, por favor.
Había empezado ya el milagro. Indescriptible. Y su cara comenzaba a cambiar, se le animaban los ojos. Se dirigió tras la barra, para maniobrar la cafetera. Cuando se volvió hacia la sala buscando la taza, con la punta de los dedos se retiró el pelo. Yo la miraba. Ella no sabía que se estaba haciendo hermosa. Trajo el café. Era una joven, una mujer joven, sencillamente, con la fatiga diaria como visible herencia grabada en su rostro. Dejó la taza. Al darme las gracias, después de recoger las monedas, me miró.
Yo estaba esperando discretamente. Procuraba -¿es posible del todo?- mirar sin poseer. Fue en aquel instante cuando estuvo muy hermosa. Detrás de la barra, durante unos minutos, conservó aquel brillo modesto. Después me di cuenta que decrecía un poco. Cuando salí, dijo: ‘Hasta la vista, señor’, sin particular atención. Ella no sabía nada.
Salí contento. Tenía ganas de decir a los transeúntes de rostro cerrado: ‘Deteneos un instante, ¿queréis que os embellezca?’
Cómo he podido olvidar que antes disfrutaba haciendo que los rostros cantaran? Siento que se trata de mi vida más honda, la que corre peligro de endurecerse y morir, la que sólo existe dándose. ¿Será posible dar hermosura, como el alfarero o el escultor, con una mirada sobre la arcilla de la humanidad?”

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Este texto, de Gerard Bessière, me impresionó mucho.
Me pareció sumamente creíble y muy interesante.

lunes, mayo 04, 2009

Otra vida que vale la pena conocer

Y, conociéndola, nos anime a jugarnos también nosotros en nuestras propias vidas.
Historias con nombre y apellidoUna mujer que alivia los infiernos

Pilar Bauzá, la enfermera que no ceja en sus cruzadas humanitarias

lanacion.com | Información general | Lunes 4 de mayo de 2009

sábado, mayo 02, 2009

¡Lo logré!

¡Muchas gracias a los dos que me ayudaron o se solidarizaron!
Al final me metí en la plantilla y estuve revisando un poco...
La macana es que no entiendo inglés; y el poco que aprendí cuando hice programación, me lo olvidé por no usarlo... Pero hice algunas pruebas, de quitar o agregar color, y por fin lo logré.
No me acuerdo nada de lo estudiado, además era Basic, Pascal, Cobol -¡antidiluvianos!- pero te sirve un poco para pescarle algo la lógica.
¡Muchas gracias igual!

viernes, mayo 01, 2009

Auxilio técnico

El título de este blog, Blogborrador, quiere ser rojo.
Y así le doy la orden en el diseño. Y cuando se abre -al menos en mi computadora- se abre rojo, pero al momento se pone negro o gris. Si lo actualizo hace lo mismo, pasa del rojo al gris...
¿Alguien -de la comunidad bloguera- sabe decirme por qué y cómo lo arreglo?
¡Muchas gracias!

San José obrero



El alba mensajera
del sol de alegre brillo
conoce este martillo
que suena la madera.
La mano carpintera
madruga a su quehacer,
y hay gracia antes que sol en el taller.

Cabeza de tu casa
del que el Señor se fía,
por la carpintería
la gloria entera pasa.
Tu mano se acompasa
con Dios en la labor,
y alargas tu la mano del Señor.

Y, pues que el mundo entero
te mira y se pregunta,
di tú como se junta
ser santo y carpintero,
la gloria y el madero,
la gracia y el afán,
tener propicio a Dios y escaso el pan.
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Himno de la Liturgia de las Horas