domingo, junio 29, 2008

Pedro y Pablo

Dos personas tan distintas.
Por lo que sabemos de ellos –nos lo dicen los Evangelios, los Hechos, y sus Cartas-, los dos tuvieron vidas muy difíciles, se mostraron en muchos momentos muy frágiles, e hicieron cosas muy polémicas. Incluso, les costaba mucho entenderse entre sí.
Así y todo, -mejor dicho- con todo eso, los dos son santos; y, sin duda, pilares de la Iglesia.
Los dos también, cada uno, apasionado seguidor de Jesús.
Con sus caídas y vueltas a empezar.
Es que, a veces, somos bastante ingenuos:
Jesús nos dice “No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores”.
A mí esto me entusiasma y me alegra, porque me doy cuenta de que por eso, justamente por eso, aquí tengo lugar.

jueves, junio 26, 2008

Velocidad de hoy.

Rezaba caminando por la rambla.
No hay demasiada gente, pero casi nunca estás sola; siempre alguno que viene o que va; a pie o en bicicleta, solo haciendo ejercicio, en pareja o en grupo; joven, adulto o anciano.
Sin querer, tal vez porque también conduzco automóvil, suelo conservar la derecha; pero no es lo común, y nos cruzamos como podemos, por uno u otro lado, con toda tranquilidad. Esta vez me encontré con una amiga que estaba sentada tomando sol, y más adelante me saludó un señor que viene a rezar a nuestra iglesia.
Junto a la rambla, hay una avenida con una circulación muy fluída y a velocidad importante. Por supuesto, hay dos manos bien delimitadas, con varios carriles en cada una, semáforos y demás.
Me puse a pensar:
Ellos, los de la avenida, no pueden cruzarse por cualquier lado (derecha o izquierda), ni frenar de golpe para saludar a un amigo –cuando lo vean, e intenten saludar, ya lo habrán pasado-, ni circular paseando al ritmo que permita el encuentro, ni tantas cosas más. Todo eso se pierde con la velocidad.
La velocidad es un progreso. Pero ¿siempre?
¿No sería mayor el progreso si la usáramos cuando la necesitamos, y si no, tener por lo común un ritmo más humano?
No sólo hablo de la velocidad física –que también- sino que pienso en el ritmo muchas veces vertiginoso de nuestra vida cotidiana

domingo, junio 22, 2008

Haciendo Historia (2)



Se abre una nueva semana. Y, con ella, una nueva esperanza; que ojalá no se desvanezca sino que se haga cada vez más real y sólida.
No nos olvidemos que falta mucho... pero todo lo bueno para crecer necesita tiempo. Y a veces -no pocas- también dolor. Pero después, cuando notamos el crecimiento, mirando para atrás, nos damos cuenta que valió la pena.
Animo argentinos, no aflojemos de buscar -entre todos- el mejor camino para crecer e ir construyendo un gran país para TODOS.
Todo: unidos y en paz.
¡Que Dios nos ayude!
----------------
¡Diganme si al gaucho Francisco no se lo ve ya bastante más 'erguido'!
¡Aguante Francisco!

jueves, junio 19, 2008

Haciendo Historia



Sin duda mi país está pasando tiempos duros. Muy duros, diría yo, en los que tenemos que pedir a Dios que nos guíe y cuide, y esmerarnos mucho por valorar sobre todo la paz y la hermandad entre los argentinos.
Pero, también, cada vez tengo más certeza de que estamos haciendo Historia; de que va creciendo un país nuevo: más solidario, fraterno, en que lo más importante no será la plata, que crece en el deseo de un verdadero federalismo.
Es cierto que recién está apareciendo. ¡Nos falta muchísimo todavía! Si miramos hoy, parece mucho más que lo que no está que lo que empieza a brotar... Pero no hay árbol sin brote primero, no hay hombre maduro sin antes un bebe.
-------
Nota: El gaucho es Francisco. Él sí crecerá con el país; por ahora lleva el futuro puesto en la boina

domingo, junio 15, 2008

¡Gracias Juan Ignacio!


Venía pensando hacer una entrada excusándome ya que la dura situación de nuestro país me tiene medio 'muda'.
Pero resulta que , visitando blogs, me encontré con el de Juan Ignacio.
Tiene razón: ¡somos sal de la tierra y luz del mundo!... si nos apagamos... si perdemos el sabor... ¡realmente sería una macana!
Por eso, mucho mejor: les regalo una Enriqueta, esta vez muy filosófica.

jueves, junio 12, 2008

Pensándolo bien...



Hoy pensaba sobre la entrada anterior:
Mi viejita Toshiba Satellite y el Citroen 2 caballos...
Los dos andan. Y te llevan a donde querés ir... Es verdad que, a estas alturas, por sus años tienen algunos achaques –la compu necesita teclado externo y como dije demora mucho; y mi citroen es imaginario, pero algunos todavía se ven en las rutas y, de a poquito, van llegando- pero son re-fieles, tal vez más fáciles de arreglar que los nuevos; porque ahora vienen mucho más herméticos, para usar y descartar.
La verdad, que yo también estoy desde hace un tiempo tratando de renovarla. Y, hoy, me siento como si me estuviera traicionando a mí misma...
Es que me di cuenta que pasa muy parecido con las personas: Cada vez las descartamos más rápido; no damos oportunidades; ¡y prescindimos (¡terrible!, por esto del‘use y, cuando sea más trabajoso, tire y cambie’) de tanta riqueza humana!...

domingo, junio 08, 2008

De vuelta aquí.



Estuve varios días fuera de casa: o en el campo -imposible conectar internet porque no hay señal ni para celular casi- o en donde no había banda ancha, lo que hacía imposible dedicarse a los blogs.
A ver si de a poquito me voy poniendo al día.
Y, además, este último tiempo, tengo la sensación de estar manejando en una autopista con un citroen 2 caballos. Se ve que las computadoras, y los programas, van avanzando a velocidad de la luz, lo que pone cada vez más lenta la fidelísima Toshiba Satellite (2500CDS)que uso. Supongo que, fácil, debe tener más de 6 o 7 años; y como con las computadoras debe pasar como con los perros, que cada año suyo son como 7 de los nuestros...
Lo aclaro por eso de ponerme al día. Hace unos meses, en una hora visitaba varios blogs. Ahora, no me da para mucho más que dos o tres.
Para ser honesta, debo decir que lo que avanzan también son mis pretenciones; porque ahora -con esto de estar fuera del país y con todo tan convulsionado- muchas veces trato de escuchar radio al mismo tiempo. Por eso creo que es buena la comparación con el citroén. Era casi tracción a sangre, pero no te dejaba nunca.