Así se llama el mensaje del Papa Benedicto para esta cuaresma.
Sería importantísimo que todos los católicos -y también los que no lo son, ¿por qué no?- nos hiciéramos un ratito para leerlo con calma. No es largo (ni llega a dos carillas de hoja A4), por lo que también resulta fácil imprimirlo para saborearlo de a poquito.
Es que, a veces, nos entregan una religiosidad llena de preceptos y prohibiciones, cuando en realidad el cristianismo es la experiencia del amor total de Dios, que nos quiere hasta el extremo -a cada uno, a vos y a mí- de regalarnos a su Hijo para que dé la vida por nosotros.
Mi entusiasmo por recomendarlo no es sólo porque estoy segura de que el mensaje puede agradar, sino porque nos transmite la médula de lo único que realmente da sentido a nuestra vida.
2 comentarios:
Leeré el mensaje.
Tengo ese Velásquez de fondo de mi pantalla de escritorio.
Saludos.
Gracias! Excelente!
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