Desde hace ya muchos años, una señora que vive en la calle pasa el día dentro o fuera de nuestra iglesia. No pide sino cuando está muy necesitada; uno la ve hacerse su comida, coser, lavarse la ropa y hasta teñirse el pelo. Algunos feligreses se extrañan un poco porque a veces teje, duerme o cose en plena misa; pero los demás sabemos que esta en su casa. Imposible sugerirle otra cosa: ella así está bien.
En julio, un día de muchísimo frío, vino a pedir un techo para dormir –en general no quiere porque prefiere su independencia- y después de un rato de dialogar, ya que la cosa no era demasiado fácil, nos contó que la señora de una pensión la recibía pero ella no tenía dinero.
Le dimos para pagar unos días un cuarto. Enseguida –creo que al día siguiente- se la volvió a ver en la calle, porque como digo no resiste estar encerrada. Y nunca hablamos más del tema.
Ayer, salía yo de casa a hacer un mandado, y me para con una sonrisa:
-Hermana, usted me había prestado doscientos pesos.
-No eran prestados. Sino porque los necesitabas en ese momento.
-Pero yo estuve juntando y se los devuelvo.
No pude convencerla. Tampoco hizo mucho caso a mi insistencia de que, en todo caso, si volvía a necesitar nos volviera a pedir. Lo totalmente lógico, y que dejaba las cosas en orden para ella, era que me devolviese ese dinero. Por lo que pude ver, le quedaba bastante menos de lo que me daba.
Y me volví a casa con los doscientos pesos.
Madre Nuestra
Hace 12 años.
9 comentarios:
¡Qué complicado para Uds, pero bien por ella! "El que devueve lo prestado es dueño del bolsillo ajeno", dice mi madre, y así conserva su dignidad e independencia.
Besos
Que dificil Hermana!!
Por un lado le comento que cuando estuve en la iglesia, me llamó la atención una señora que ordenaba sus cosas, en un momento que era de adoración, debe ser la misma persona a que ud. se refiere, supongo.
Por otro pagó el cuarto y no lo uso? o al menos no todo el tiempo completo, y prefiere la libertad de la calle? es dificil de entender, al menos para mí.
Y finalmente el hecho de devolver el dinero, pone en orden sus cosas, al menos interiormente, habla bien de esa persona que, quizas sin saberlo, deja abierta la puerta para una próxima oportunidad o quizás no, quien sabe.
Buena semana, Hermana, un cariño enorme
Es una anécdota buena, hermana, porque demuestra que esta mujer conseva su dignidad. Es fácil que los pobres la pierdan, pasen a regirse por reglas distintas de las de la gente normal, pero no es el caso de esta mujer, me alegro.
Que linda historia Hna. Josefina, que bueno fue leerla. Reconforta el saber que hay gente con valores y dignidad, aún en tan difíciles situaciones.
Saludos Santiagueños
gracias x contarnoslo!
Besitos a la sra.!
No sé Alemamá si complicado porque ya son muchos años de convivir. Sí hay días -muy poquitos al año- que ella tiene frío y se da cuenta que no puede quedarse a la noche en la calle; y nos pide quedarse en casa, cosa que a la vez es imposible porque su modo de vivir en libertad estamos seguras no lo aguantaría. Si quiere salir a mitad de la noche, por ejemplo, no podría y demás. Por eso fue ideal cuando nos contó que una señora, cobrándole, la alojaba.
Alma, no debe de haber sido que pagó y no fue; seguro que ha pagado por noche, pero habrá ido muy salteado. No aguanta estar en lugares cerrados.
Fernando y Jorge, sí que es lindísimo. Por eso lo conté. A mí me impresionó mucho además, ya que no es que había sacado una lotería y entonces devolvía. ¡Había estado juntando! Y cuando me lo entregó, me estaba dando doscientos de los trescientos cincuenta que tenía. Otra persona -tal vez cuaquiera de nosotros- pienso que podría haber esperado tener bastante más antes de devolver. No se lo habíamos pedido, ni lo pretendíamos para nada; y ella vive en la calle.
Hermana: ante todo me presento, mi nombre es Daniela y soy mama de dos nenes (uno ya crecidito) jajajaj.Le cuento que siempre me reconforta leer su blog, al cual accedi de casualidad cuando revisaba una nota sobre bordados, ya que dios me dio el don de la aguja.
la felicito por sus publicaciones que disfruto, y que comparto ya que sus vivencias me son comunes por mi profesion...
Saludos, aqui tiene una compania virtual, bendiciones para usted y su comunidad
No tengo palabras... Qué linda historia... real.
¡Bienvenida Daniela!
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