viernes, febrero 18, 2011

Una buena pregunta

Con otra hermana, entramos a hacer una compra a la farmacia. Cuando nos acercamos al mostrador:
- ¡Hola! ¿Son felices? - Nos preguntó a boca de jarro el señor que nos atendió.
Las dos contestamos bien pronto que sí, y le devolvimos la pregunta, que respondió más o menos así:
- Yo también. O, al menos, prefiero no plantearme si no lo soy.

Después del pequeño desconcierto por lo inesperado del recibimiento -muy cordial desde el principio al final de la estadía-, me dí cuenta que había sido una muy buena pregunta.
Y sobre todo, para hacérnosla nosotros los religiosos.
Me alegré que las dos pudiésemos dar un sí tan simple: En medio de todos los problemas que siempre tiene la vida -la de todos- somos felices. Soy feliz.

Creo que es un lindo -y medular- testimonio de la vida religiosa.
Para agradecer.

7 comentarios:

Juan Ignacio dijo...

Luego podés pasar el dato de dónde atiende ese farmacéutico, simpático personaje...

AleMamá dijo...

Maravilloso

Fernando dijo...

Me alegro de que usted y la otra hermana y el tendero pudieran decir, muy firmes, ¡SÍ!

No sabría muy bien qué responder.

hna. josefina dijo...

Juan Ignacio, habíamos ido a Sta.Lucía porque la hermana tenía un problema en el ojo. Fuimos a comprar un antibiótico a la esquina de en frente.
Fernando, tampoco el farmacéutico lo tenía tan claro. Me dí cuenta que, las dos, ciframos nuestra felicidad en algo más profundo que lo que nos pasa en el exterior.
Problemas, nublados, insatisfacciones e incluso contradicciones no creo que falten en ninguna vida. Pero ¿la felicidad pasa por ahí?... A estas alturas estoy segura que no.
Es algo mucho más profundo. Que relativiza lo que está más a la superficie.
No sé si supe explicarme.

Fran dijo...

La felicidad no es ausencia de problemas. Si no nunca podríamos sentirnos felices.
Y poner nuestro corazón en el Señor es lo que siempre nos llena, la prueba es que los semblantes qué más felicidad irradian son los de las religiosas.

maria jesus dijo...

No se que diría yo, quizás razonablemente feliz

hna. josefina dijo...

Tenés razón Fran.
María Jesús, por supuesto que la felicidad plena no es para aquí. Pero sí sé que puedo decir que soy feliz.