Escuché por la radio que el gobierno de la ciudad se estaba ocupando de llevar a los hogares a las personas de la calle y, además, por el frío las estaban dejando quedarse todo el día y les daban comida caliente.
Así a uno le preocupa menos que sean pocos los que llegan al comedor.
Para ser realistas, creo que es una medida muy típica de tiempos electorales -votamos el domingo-, pero así y todo vale la pena.
Y, como seguro que deberá haber una segunda vuelta para definir la elección, gracias a ello capaz que nuestra gente pase los fríos más abrigadita.
Después que termine todo, veremos en qué queda. Pero mientras tanto lo más crudo del invierno va pasando.
6 comentarios:
Ojalá, entonces, que todas las elecciones sean en pleno invierno. Cada tanto será más llevadero para algunos pobres.
Acá, generalmente -simpre que yo recuerde al menos- son en pleno verano. Quedamos todos con un bronceado fascinante.
Cariños, querida Jo.
Así que el ballotage servía para algo y uno no sabía...
a veces Dios se sirve de cosas tan raras para aliviar a sus hijos, ¿verdad?
Firmo lo que dice Alemamá: ¡ojalá siempre hubiera elecciones y los políticos se dedicaran a hacer cosas buenas!
Y en España pasa como en Chile: las elecciones suelen ser en primavera o verano, si ya nos cuesta ir a votar y encima hiciera frío no iría nadie.
Tal cual Juan Ignacio. Tenemos hasta agosto.
llegaron todos al comedor?
un abrazo!
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