Así nos decía muchas veces una hermana muy sabia que tuvimos de formadora en Roma.
Esta aclaración -que creo verdadera y muy valiosa- tiene mucha riqueza.
Pienso que en un aspecto nos facilita la convivencia, pero en otro nos la complica:
Facilita porque no es raro que tendamos a juzgar lo que no es igual a lo nuestro poniendo esto como punto de referencia; y entonces aquello lo superará o quedará en falta. Cuando, muchas veces, no es así sino que más bien podríamos decir que lo complementa.
Pero también complica: ya que no simplifica, sino que -enriqueciendo- complejiza.
Si una cosa es mejor que otra será cuestión, en todo caso, de optar. Pero si las dos -o tres, o cuatro- son buenas, y por lo distintas se complementan, lo interesante será quedarse, en lo posible, con todas y así tener más plenitud.
Algo que sin duda enriquece, pero también resulta mucho más difícil de llevar.
Sin embargo, estoy convencida de que es mucho mejor aceptar el desafío.
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Nota: esto parece muy abstracto pero tiene muchísimo que ver con nuestra vida cotidiana. Por eso lo etiqueto también en 'vida diaria'
Madre Nuestra
Hace 12 años.