domingo, febrero 24, 2008

Clave de vida

En la liturgia de hoy el evangelio es -Juan,4,1-42- el encuentro de Jesús con la samaritana. En la homilia el sacerdote hizo una observación que me pareció clave:
En el diálogo que entablan Jesús y la samaritana, sucede como si hablasen en dos canales paralelos que no se juntan. Hasta que el verdadero encuentro se produce, cuando él le dice que ha dicho verdad porque tuvo cinco maridos y el actual no es su marido, y ella le contesta: "Señor, veo que eres un profeta".
Aquí el sacerdote aclaró: El verdadero encuentro y diálogo se produce cuando, ante el sinceramiento de su vida que Jesús le pide, la samaritana no lo toma como una agresión sino como signo del amor de Dios.
¡Cuántas veces nos pasa eso! Porque no nos animamos a mirar más hondo y con mirada sincera, cómo vamos haciendo nuestra vida cotidiana, nos trabamos en el verdadero encuentro con Dios y con los hermanos.
Y creo que la razón de nuestro miedo es que creemos que, si nos sinceramos, nos van a agredir o despreciar o, por lo menos, nos van a querer menos.
Y la verdad es que con Dios nunca ocurre eso: Él nos ama del todo como somos (Rm, 5,7-8). Y si trata de que nos veamos como somos es para que nosotros también nos valoremos, que es el comienzo necesario de todo intento de mejorar.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Un hermoso post.
Hay tantos miedos dentro de nosotros...

Un abrazo

Anónimo dijo...

En mi parroquia el oficiante presentó a la samaritana como una mujer que llevaba mucho tiempo buscando la felicidad, con mucho trabajo (¡5 maridos!), sin lograrlo, porque no iba por el camino adecuado. En este sentido, añadió en la homilía, sería una mujer muy de nuestro tiempo, incluso en el método de equivocarse.

Anónimo dijo...

Más profundo: la desolación que tenemos tantas veces, al pecar, al fallarle a Dios, cuando nos decimos: "Dios ya no me quiere,porque no logro ser como Él quiere que yo sea".

¡Si pudiéramos invertir el orden, no decir "Voy a ser bueno para que Dios me quiera", sino "Porque Dios me quiere, voy a ser bueno"!

Escalante dijo...

El encuentro con Cristo es siempre lo que cada uno de nosotros necesita para encontrar el verdadero sentido de todo lo que razonablemente afecta nuestra vida y más a allá aún...más allá.

Juan Ignacio dijo...

Muy interesante. Esto da para pensar también en las situaciones de desencuentros que se dan cuando la Iglesia propone lo que Jesús. Porqué a veces el destinatario del mensaje lo acepta, como la samaritana, o lo rechaza.
Saludos.

Anónimo dijo...

Algo leí de eso, bien interesante, sobre el Papa actual, cuando aún no lo era: que le parecía que la Iglesia no se debía obsesionar tanto con el relativismo y el agnosticismo de Europa o de Ámerica, sino centrarse más en Asia y en África: en Europa y en Ámerica la Palabra ya habría sido muy predicada, flota en el ambiente, y aquel que no quiera oírla sería responsable ante Dios.

En este sentido, pensé mucho el otro día en estos versículos del Evangelio: San Lucas 12.47-48, sobre la responsabilidad del que oye y no cree.