
Me refiero a nuestras iglesias católicas, en donde suele estar –salvo muy raras excepciones- presente Jesús en la Eucaristía reservado en el sagrario; o también, como pasa en las de nuestra congregación, muchas veces ‘expuesto’ en el altar para que lo sintamos más cerca todavía y lo adoremos.
Doy mi opinión personal:
El silencio en este caso, más que un principio, será un resultado.
Cuando estamos ante alguien muy grande, muy importante, y que nos resulta un regalo tenerlo accesible, creo que a ninguno se nos ocurre hacer otra cosa que atenderlo a él, escucharlo a él o, al menos, contemplarlo. Nadie tiene que pedírnoslo, nos sale natural.
Con Jesús presente es lo mismo. O debería serlo; creo que a veces no caemos en la cuenta de su presencia o, quizás porque en su gran bondad no duda de quedarse y permanecer tan cerca, nos acostumbramos a Él.
Contestando la pregunta del título:
Será entonces silencio exterior, porque seguramente se dará una verdadera comunicación interior.
Por eso, para, no tiene mucha importancia que los chicos hagan ruido. Sucede también en las familias, que mientras los grandes conversan los menores juegan.