Me refiero a nuestras iglesias católicas, en donde suele estar –salvo muy raras excepciones- presente Jesús en la Eucaristía reservado en el sagrario; o también, como pasa en las de nuestra congregación, muchas veces ‘expuesto’ en el altar para que lo sintamos más cerca todavía y lo adoremos.
Doy mi opinión personal:
El silencio en este caso, más que un principio, será un resultado.
Cuando estamos ante alguien muy grande, muy importante, y que nos resulta un regalo tenerlo accesible, creo que a ninguno se nos ocurre hacer otra cosa que atenderlo a él, escucharlo a él o, al menos, contemplarlo. Nadie tiene que pedírnoslo, nos sale natural.
Con Jesús presente es lo mismo. O debería serlo; creo que a veces no caemos en la cuenta de su presencia o, quizás porque en su gran bondad no duda de quedarse y permanecer tan cerca, nos acostumbramos a Él.
Contestando la pregunta del título:
Será entonces silencio exterior, porque seguramente se dará una verdadera comunicación interior.
Por eso, para, no tiene mucha importancia que los chicos hagan ruido. Sucede también en las familias, que mientras los grandes conversan los menores juegan.
8 comentarios:
Hna. Josefina, la verdad es que me agrada mucho el silencio. Me permite meditar y elaborar el pensamiento.
En el caso del templo, la iglesia, es para mi de suma importancia, el silencio me conecta, escucho y siento mejor la palabra de nuestro Señor.
Es cierto lo que Ud. dice, el silencio exterior facilita la comunicación interior.
Saludos Santiagueños
¡Ay, Jo! me has tocado una cuerda muy sensible... creo que no hay silencio porque se ignora por no enseñarse que está presente el Señor de los señores, Dios omnipotente, etc, con toda su majestad ahí, y me parte el alma que no haya una catequesis de la Presencia Real suficiente como apra hacer callar las conversaciones innecesarias en esos momentos privilegiados.
Por otro lado, si hay niños que no estén todo lo tranquilos que los adultos, no me molesta mientras se les enseñe, que necesariamente va a ser de a poco, a respetar y estar en silencio dentro de sus posibilidades. Me enferma ver esos padres relajados que sueltan a los niños a correr y resbalarse por toda la nave, no permitiendo la oración ni el recogimiento de nadie. Hay casos y casos, pero que campea la falta de respeto y ubicación del lugar y el momento santos, así es.
Si con nosotros se pudo y uno ve familias respetuosas, ¿por qué no exigirlo ahora también?
Besos
Es verdad, el silencio es nuestra mayor elocuencia ante alguien verdaderamente importante.
Así también ante Él.
Un abrazo, Hermana
Esta semana he ido a Misa miércoles y viernes con Clarita,9 años y Ceci 4 años.Mi capilla tiene un promedio de 65 años, son todas señoras muy mayores y un sólo varón. En total casi todos los miércoles somos 12. Esta semana comencé a llevar a las nenas y todos hicieron un esfuerzo: ellas por estar quietitas y atentas sobre todo en el momento de "la papita" y las amigas sonriendo y devolviendo cariño a las pequeñas un poco movedizas. Por mi parte, siempre preparo alguna actividad de dibujo, y las contengo cuando algo las inquieta. Una buena sonrisa, amabilidad, respeto es lo que vivimos todos como familia cristiana que se reúne a "comer" Palabra y Eucaristía.
Amo al Señor en el silencio y lo busco y lo procuro. Los momentos de intimidad son necesarios en todas las relaciones. Mucho más en esta.
Un abrazo marplatense!!
Me quedo con esto del silencio como resultado y no como principio.
Muchas cosas en la Iglesia se pretender imponer desde afuera en lugar de ayudar comprender, discernir y madurar algunas cuestiones desde dentro.
Soy mamá de dos nenas chicas, y no siempre han sido "silenciosas" en las celebraciones. Supongo que la manera en que ellas aprenderán a escuchar y a respetar los momentos de la misa es yendo. Aún cuando a veces perturban un poco (solo un poco ya) el silencio de ciertos momentos.
El silencio es importante, sí. Pero más importante es que cada uno desde la edad y las posibilidades que tenga, pueda ir haciendo camino para vivir en comunión con Jesús y los hermanos. Las primeras comunidades lejos de sentarse a hacer silencio, se juntaban a compartir...
Habrá que ver qué es lo más importante, para que todos podamos participar.
Por mi propia experiencia, no me cabe duda que hay que llevar a los chiquitos a la iglesia. Y que ellos vea, palpen, la fe de los mayores.
Analía, los primeros cristianos, creo que no tenían reservado el Santísimo; eso empieza a darse más adelante.
Me impresiona bastante la charla, a veces muy larga, de los que solemos ir a la iglesia. No por la falta de silencio, sino por el no llevarle el apunte a Jesús que está presente.
Es cierto josefina que dentro de la iglesia en plena celebración a veces los "grandes" andamos distraídos, algunos conversan incluso cuando van en la fila para ir a comulgar. He visto hasta curas distraídos en la misa.
Pero no creo que se trate de obligar silencios, creo que tiene que ver con ayudar a encontrar (a aquellos que aún no se dan cuenta o no saben) el sentido de las celebraciones, los momentos, y sobre todo de tomar conciencia de lo sagrado, de la Presencia real y viva de Jesús en la Palabra y la Eucaristía.
¿Quien ayuda en esto?
Totalmente de acuerdo Analía.
Muchas veces me pregunto ¿Cómo podríamos hacer para que los católicos recibamos un Anuncio más fiel y medular. Por ahí nos enseñan tantas cosas, pero no las más importantes como el encuentro personal con Jesús.
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