“Si busco a Dios, y sólo a Dios, entonces puedo ir al desierto sin temor, porque tengo la certeza de que Dios está allí. Pero si, por el contrario, espero de la vida algo más que Dios, no debo ir pues ese ‘más’ que busco no podré encontrarlo allí.”
(Piet van Breemen, “Te he llamado por tu nombre”)Me parece que esta frase también se puede dar vuelta así:
Si estoy en el desierto –no vine porque quise, pero me encuentro en él-, no voy a encontrar nada a qué recurrir; al que sí voy a encontrar -¡seguro!- es a Dios. Y segurísimo que puedo recurrir a Él.
6 comentarios:
Muy bueno, muchas gracias Hermana.
Seguro que si, estemos donde estemos, él siempre está.
Saludos Santiagueños
Josefina: con Dios no estamos solos, pero en particular en este momento de mi vida necesito al prójimo y a través de él estar con Dios.
Claro que sí hna
Como dice Jorge, estemos donde estemos, Dios está con nosotros, solo tenemos que aprender a sentirlo con nosotros.
Un abrazo
Desde el domingo la imagen del desierto está en mi cabeza. Me preguntaba que implica para mí, hoy...estar en desierto. Todavía rumiando un poco esto,que al principio me daba idea de soledad y ahora se va volviendo "encuentro". Encuentro con uno mismo y con Él. Ando en búsqueda, pero empiezo a intuír que quizás si "dejo de buscar" y simplemente me entrego, soltando ideas y seguridades y seudo-certezas...sea Él quien me encuentre y sólo Él baste frente a todo lo demás.
"Si busco a Dios, y sólo a Dios, entonces puedo ir al desierto sin temor,(...)Dios está allí."
Me ayuda en una respuesta esta frase especialmente. Gracias!!
Sí, Analía, creo que la cosa va por ahí. Lo que pasa es que nos lleva la vida aprenderlo, o desprendernos.
En El siempre podemos confiar porque siempre está, aunque nosotros no escuchemos.
Es mejor recordar esto cuando antes o después pasamos por un desierto.
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