sábado, agosto 22, 2009

Desaparecí

El domingo pasado, tuve que irme corriendo a Buenos Aires porque me avisaron que se había muerto uno de mis hermanos que estaba muy enfermo.
Lo esperábamos porque estaba muy mal, pero no deja de ser una tristeza.
Por otro lado, pasó este último tiempo muy cuidado, lleno del cariño de su familia -mujer, hijos, nietos y hermanas- y amigos, y él correspondiéndolo.
Confieso que a mí me cuesta más la enfermedad -cuando es grave e incurable- que la muerte. Lo he pasado varias veces y, la enfermedad -sin salida, con la incertidumbre de cómo seguirá-, me angustia bastante. La muerte en cambio, me alivia porque sé que él ya está bien, totalmente sano y feliz; y que los que extrañamos -por un tiempo, porque nos volveremos a encontrar- somos nosotros.

9 comentarios:

Cecilia dijo...

Josefina no sabés cuánto te entiendo, aunque confieso que con lo de mi hermano me enojé con Dios, pq El si quería podía salvarlo.
Después me amigué.

Besos y un abrazo inmenso!!!!

Juan Ignacio dijo...

Josefina,
Te acompañamos en este momento.
Un abrazo.

Jorge S. King dijo...

Un fuerte abrazo.
Saludos Santiagueños!

AleMamá dijo...

Querida Josefina: qué pena tu dolor, pero qué envidia (de la buena) el modo tan esperanzado y cristiano en que lo has enfrentado. Que el Señor les de esa paz a todos los de tu familia que es grande y de seguro diversa.

Un fuerte abrazo.

Ana dijo...

Jose, lo siento mucho y deseo que pronto pase la tristeza.

He pasado por lo mismo con mi papá, y es como vos decís: la muerte es irremediable y cuando llega después de estas largas y tortuosas enfermedades, hasta nos da paz. Pero el proceso en sí es triste y nos sobrepasa.

Ya está, ahora ya pasó...

Un beso muy grande y un gran abrazo!

ALMA dijo...

Un abrazo Hermana

hna. josefina dijo...

¡Muchas gracias a cada una y uno!

María del Carmen Rodríguez de Arce Rubira dijo...

Hna Josefina,
Estoy muy triste, el 2 de agosto falleció mi esposo, no esbaba enfermo, estuvo hablando conmigo y en un instante se le fue la vda, fue horrible, teníamos 39 años de casados, se que fue la voluntad de Dios, pero ¿por qué?, hay tanta gente mala y que hace mucho daño y vive feliz, el era muy bueno, un gran padre un buen esposo y un engreidor abuelo, sus nietos aún no comprenden porque ya no está y yo me he quedado muy sóla, aún no supero la pena. Ruegue mucho por mi,siento lo de su hermano.
Cariños,
María del Carmen

hna. josefina dijo...

María del Carmen:
Gracias por tu visita a mi blog y, sobre todo, gracias por tu comentario.
Primero que nada te mando un abrazo grande porque me imagino cómo estarás de triste y de asombrada. Probablemente ésa sea una de las ventajas de las enfermedades largas antes de morirse, porque uno se puede ir dando cuenta y preparando dentro de los que se puede uno preparar para la propia muerte o la de un ser querido.
Te hago dos propuestas: Si querés te pongo cómo veo yo -por mi modesta experiencia, que tengo ya varias muertes de familiares en mi haber- en un comentario, o si no, poneme un mail, si te fijás mi dirección está abajo de la foto en mi perfil, y nos hablamos más personalmente.
Vos dirás.
¡Un abrazo y de nuevo gracias!