Recién hoy me di cuenta de un detalle que trae el Evangelio en la parábola del hijo pródigo, que hoy llaman del Padre misericordioso.
Al hijo menor le entrega lo que le pide, lo deja ir, lo espera mucho tiempo y, cuando el muchacho decide volver, le sale al encuentro para recibirlo lleno de alegría.
Al hijo mayor que no quiere entrar, en cambio, sale a buscarlo enseguida.
Amar del todo a cada uno, indudablemente, no es tratar a todos igual.
Es Dios y sabe, él sobre todo, cómo tratarnos a cada uno.
7 comentarios:
El uno quería libertad, el otro tenía un berrinche celoso. Dios sabe como tratarnos a cada uno, los padres terrenales, a veces, nos las vemos y nos deseamos.
Un abrazo
Josefina, no entiendo bien la diferencia.
A los dos sale a buscarlos, eso no lo había notado.
LO de los talentos quedó claro en la otra parábola. No a todos nos da ni nos trata igual, pero la gracia la da a todos en cantidad suficiente, al pródigo y a su hermano.
Que todos la tengamos me consuela muchas veces.
Me salí un poco de tu tema, pero eso me recordó.
Besos, Jo.
Iba a decir lo mismo que Juan Ignacio: en ambos casos el padre sale al encuentro de los hijos.
Por supuesto Juan Ignacio y Kike que en los dos casos sale el Padre al encuentro. Pero al hijo menor lo deja irse, por un muy largo tiempo tanto que se gasta todos los bienes, lo espera cada día, y cuando ve que viene sale a abrazarlo. Al mayor, que no quiere entrar a la casa, no es que espera hasta que se le pase el berrinche y quiera entrar como al primero, sino que sale a buscarlo.
No los trata igual, sino a cada uno como Él ve que le conviene.
A veces decimos: ¿cómo permite Dios que tal se porte tan mal tanto tiempo? y otras vemos que un golpe de Su gracia te hace reaccionar enseguida.
Sólo Dios sabe.
¿Se entiende?
Ahora creo que mejor, aunque lo seguiré pensando porque es muy interesante...
bieeeen!!!
en alemán, se llama "la parábola de los dos hermanos" ;)
saludos!
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