No tenemos muy clara la razón pero en el comedor estamos
teniendo bastante menos asistentes.
En realidad, sabemos por qué no vienen
varios de los que venían: algunos gracias a Dios –no muchos pero cada uno es
importante- porque están trabajando, otros por enfermedad o incluso porque hace
mucho frío para salir a la calle; pero no nos explicamos cómo es que se
inscriben tan pocos nuevos… Ya que no pareciera que aumentara la oferta de
trabajo sino todo lo contrario.
Mientras escribo, creo que para estas fechas el año pasado
vivimos lo mismo.
En fin, la cosa es que por ahora el número de comensales
disminuye de a poquito. Están viniendo entre veinticinco y treinta diarios
sobre unos cuarenta y cinco apuntados.
Por otro lado, vemos que en lo que sí vamos creciendo es en
las relaciones personales. Tal vez porque son menos, es como si nos conociéramos
más; podemos ir siguiendo y a veces acompañando el camino de unos cuantos.
Siempre tratando de respetar sus vidas. El que quiere, o la
que quiere, te va teniendo al tanto, te muestra algunas fotos, te cuenta cómo
anda; y otros –que en general son también muy gentiles- en cambio son mucho más
reservados.
De todos modos, siempre se nota por un signo u otro que el cariño va creciendo.
3 comentarios:
"De todos modos, siempre se nota por un signo u otro que el cariño va creciendo."
Y esto es lo más importante de todo, ¿no?
Iba a decir lo mismo que Juan Ignacio, Josefina, porque del cariño y la confianza pueden salir cosas muy buenas con miras a la vida eterna de esas personas, que ha sido el fin tradicional de las obras de caridad como el comedor. Eso hace la gran diferencia con la ayuda subsidiaria del estado o las ONG's
Un beso y que vaya bien tu trabajo ahí
Coincido, Hermana, con Juan Ignacio.
Le he enviado un correo.
Un cariño Hermana
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