Este es un post para los católicos que creemos en los
sacramentos y, por eso, en la indisolubilidad del matrimonio cristiano:
El sacramento del matrimonio une al varón y la mujer que lo reciben hasta que la muerte
los separe. Dios es quien sella el compromiso de los contrayentes de una forma
indisoluble, y les da la gracia para vivir esta unión.
Pero, justamente por eso, porque en todo sacramento
necesariamente hay una parte aportada por el hombre y lo otro lo pone Dios, si
no está todo lo que deben poner los que se casan –aunque esto no se note fácilmente-
en realidad no hay sacramento.
Si usamos otra cosa que no sea agua en un bautismo no hay
bautismo.
Si no ponemos lo necesario –nuestra libertad, honestidad en
la intención y en los fines, conciencia, y todo lo que nos hace personas
responsables y libres- los dos contrayentes, para que sea sacramento, no hay
matrimonio.
Es un matrimonio nulo, o sea que no se han dado las
condiciones para que se diera en forma válida el sacramento: Pareció que estaba
todo, pero faltó algo imprescindible y en realidad no lo hubo.
4 comentarios:
Buen aporte, amiga Jo. El problema viene cuando se piensa que basta el veredicto del tribunal eclesiástico aunque se haya mentido para lograr sus fines y no es así. En esos juicios de nulidad se juegan la vida eterna los jueces, abogados y los demandantes o como se llamen los que se van a anular.
Buena catequesis. Sigue no más.
Firmo el comentario de Alemamá.
En esta materia, en España, ha habido muchos abusos que han escandalizado a los fieles sencillos (y a los no sencillos): se ha juzgado la existencia de los impedimentos de los que habla su post con mucha alegría, sin respeto al carácter sagrado del sacramento. Ya con Juan Pablo II se empezó a poner un poco de orden en esto.
Sí, es una pena, porque así hay mucha gente que no cree en la seriedad de estos juicios, y los descarta de plano. Algo de esto pondré en la tercera entrada.
Por supuesto que, como sucede en todo, siempre hay quien va por el lado que no corresponde; pero estoy segura -por lo menos es mi experiencia- que son muchos más los que lo hacen bien -jueces, abogados, testigos, e interesados- y desde ya que no salen en los diarios.
Ir de mala fe, es ridículo -aunque se hace- y más en esta época en que se cotiza tan poco socialmente el estar 'casado por iglesia'. Sería como mentirle al sacerdote al confesarte para que te dé la absolución (que no falta seguro quién lo haga).
Por primera vez en mucho rato estoy de acuerdo con Fernando (aunque lo de que se haya puesto orden lo dudo muchisimo, casi todos los casos escandalosos ocurrieron durante ese pontificado y la legislación que permite esa alegría al juzgar es justamente el código canónico nuevo)
El tema de la nulidad es de lo más complicado. Por un lado, creo que era más sana la comprensión antigua de qué se debía aceptar para poder casarse (basicamente, entregar al conyuge el monopolio de uso del cuerpo propio con el fin principal de la generacion de hijos) Bajo esa norma casi no puede haber nulidades.
Por otro lado, creo que hoy la mayoria de los casamientos por iglesia son "por la fiesta" (el valor social de estar casado vale poco, pero la fiesta sigue pesando mucho) y con la decisión tomada claramente de evitar los hijos. Barreiro planteaba que estos matrimonios probablemente sean nulos.
Pero vamos, cosas como que (y es un ejemplo extremo, pero del que conozco varios casos) después de veinte años de casados, de dar esas infumables clases que tienen que sufrir los que se van a casar, de tener seis o siete chicos, y asi vengas un dia a decir que tu matrimonio es nulo por incapacidad psicologica me parece una imbecilidad.
La valvula psicologica sirve para anular cualquier matrimonio. Cualquiera que esté en su sano juicio y sea capaz de entender en qué se está metiendo no se casa. La apuesta es demasiado grande para hacerla cuerdamente (para meterse a cura/monja vale lo mismo)
Por otro lado, sacando unos pocos casos, es probable que no exista verdadera mala fe. Pero es que la mala fe es cada vez más rara. Hoy somos todos buenos. La mayoría de los que roban (y no lo hacen a punta de pistola sino más delicadamente) están convencidos de que está bien lo que hacen ("me pagan menos de lo que me merezco, asi que llevandome esto lo unico que hago es restablecer la justicia"), incluso el golpeador ("le gusta") o el pedófilo ("le doy amor") están convencidos de ser buena gente y actúan de buena fe. Nadie hay más fácil de engañar que uno mismo y de nada es más fácil convencerse que de que uno mismo es bueno.
La Iglesia que por siglos ha machacado con aquello del pecado original (no somos buenos, venimos arruinados de fabrica) sabía lo que hacía. Pero de hace rato que esa enseñanza no resuena en ningún lado.
Con lo que no hace falta ir de mala fe para estar haciendo mal al buscar una nulidad.
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