Escuché una observación interesante:
Como usualmente tendemos a simplificar y a exagerar,
entre las personas con quienes nos relacionamos –por ejemplo hijos, padres o hermanos, en valores, modos, y demás-, advertida una semejanza tendemos a suponer otras y advertida una diferencia también tendemos a suponer otras.
Si todos en la familia suelen ser abogados y uno quiere ser deportista.
Si todos son ‘campesinos’, y él es más bien urbano.
Si en la familia es un valor el viajar y a él le gusta quedarse en casa...
Y puede, incluso, dar lugar a un conflicto importante al punto de separar al ‘distinto’ o al ‘raro’. Aislarlo.
Y, tal vez, ésa –cualquiera de las nombradas, que ninguna es realmente importante al ser de una persona- sea la única diferencia que lo separa del grupo.
Pero como damos por sentada nuestra suposición...
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¿Nos ha pasado alguna vez?
¿No sería conveniente conversar, comunicarse, y -una vez aclarada la real diferencia- respetarse?
Madre Nuestra
Hace 12 años.
6 comentarios:
¿Tiene que ver con el Evangelio del domingo antepasado?
Estimada Josefina,
Su observación es crucial para lo que considero mi tranquilidad mental. Se habrá dado cuenta que los libres pensadores estamos en efecto en la más amplia minoría.
Desde el ámbito familiar e incluso en muchos de los sociales, me siento incluido en generalizaciones propias del creyente. Y claro esta me debo apresurar a recorrer el atajo de las aclaraciones con mi interlocutror.
De igual modo una vez sentada mi postura, nuevamente me encuentro con cosas como las que dispararon mi contestación a Vivian en el otro post. Generalizan una diferencia, pero esta vez sobre la base creo yo de ignorar y presuponer conductas desde el creyente.
Si como plantea Juan Ignacio usted buscaba una reflexión del evangelio, disculpe la intromisión.
saludos, Don Agnóstico.
Juan Ignacio: ¿Era el Evangelio de los trabajadores de última hora? Me voy a fijar... no partió de ahí mi comentario, pero en una de esas esté relacionado.
Don Agnóstico: Como le pongo a Juan Ignacio, mi comentario no quiso ser del Evangelio. Más bien lo tomé de una charla dada sobre conflictos en las relaciones humanas.
A ver qué nos dice Juan Ignacio, sobre si está relacionado con aquello; pero no fue mi idea.
Pero en todo caso, el que quepa a su situación y también al Evangelio le da más vigencia a la observación que planteo.¿Verdad?
Sí me parece, también, que esto del blog -por lo menos cómo lo veo yo- resulta bastante limitado cuando uno quiere profundizar o precisar. Hay cosas que merecen un encuentro mucho más directo y personal. Más todavía si, como me sucede a mí, algunos tienen dificultad para leer entradas o comentarios que se hagan demasiado largas.
No sé qué opinará usted.
Me encantaría, siempre y cuando usted prepare unos amargos con Canarias que aquí no la consigo !
Saludos, Don Agnóstico
No, me refería aquél en que Jesús dice que ha venido a traer la división, que se levantarán entre sí miembros de la misma familia. Creo que tendría alguna relación...
No. Eso es otra cosa: división a causa Suya.
Lo que me refiero es que a veces, con cosas que no son importantes, y que no coincidimos, nos dividimos realmente; y eso es una verdadera pena.
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