Ayer a la tardecita, volvía a Buenos Aires, sentada y leyendo, en el tren de la línea de Tigre cuando, después de varios vendedores ambulantes, apareció también el chiquito que te entrega tarjetitas con dibujos para que le des, a cambio, unas monedas.
Tendría unos ocho años, y a mí me entregó la tarjetita pero además, y sólo a mí, me puso su mano sobre el hombro diciéndome: “Que Dios te ilumine”. Por supuesto que, un poco sorprendida, le dí las “muchas gracias”.
Me quedé mirando mi tarjetita–dos ositos con corazones que decían “te quiero”- y seguí después con mi lectura ( adivinen... Harry Potter). Pasó un ratito, y en eso, vuelve a aparecerse el muchachito que me viene a traer otra tarjetita:
Tendría unos ocho años, y a mí me entregó la tarjetita pero además, y sólo a mí, me puso su mano sobre el hombro diciéndome: “Que Dios te ilumine”. Por supuesto que, un poco sorprendida, le dí las “muchas gracias”.
Me quedé mirando mi tarjetita–dos ositos con corazones que decían “te quiero”- y seguí después con mi lectura ( adivinen... Harry Potter). Pasó un ratito, y en eso, vuelve a aparecerse el muchachito que me viene a traer otra tarjetita:
- ¡Te la regalo!
Era una imagen del Sagrado Corazón. Se había vuelto a mi vagón para entregármela. Por supuesto que le volví a dar, de nuevo, “muchísimas gracias”; y le devolví los dos ositos.
La estampita quedó sobre mi libro, y entonces apareció otra chiquita –más o menos de la edad o más chiquita- que la vio y me preguntó:
-¿Por qué tenés esa vos?
- Me la regaló tu hermanito.
Y salió corriendo, hacia el fondo del vagón, reclamándole:
-¿Por qué se la diste a ella?
Al changuito no lo volví a ver. Se ve que siguió hasta el final del tren repartiendo sus tarjetas; pero después de un rato, pasó otra chica –más grande, tendría unos diez- que llevaba, un poco tironeando, de la mano a la más chiquita. (Deben ser todos hermanos, o de la misma pandilla...)
Y al pasar, medio trotando por mi lado, la chiquitita no me dijo nada, pero me sonrió y saludó con la mano.
¡Ya no me reclamaba!...
¿Qué le habrá dicho su hermanito?
La estampita quedó sobre mi libro, y entonces apareció otra chiquita –más o menos de la edad o más chiquita- que la vio y me preguntó:
-¿Por qué tenés esa vos?
- Me la regaló tu hermanito.
Y salió corriendo, hacia el fondo del vagón, reclamándole:
-¿Por qué se la diste a ella?
Al changuito no lo volví a ver. Se ve que siguió hasta el final del tren repartiendo sus tarjetas; pero después de un rato, pasó otra chica –más grande, tendría unos diez- que llevaba, un poco tironeando, de la mano a la más chiquita. (Deben ser todos hermanos, o de la misma pandilla...)
Y al pasar, medio trotando por mi lado, la chiquitita no me dijo nada, pero me sonrió y saludó con la mano.
¡Ya no me reclamaba!...
¿Qué le habrá dicho su hermanito?
12 comentarios:
Que tal vez la ibas a acusar con el de arriba o que tal vez si no te reclamaba ibas a orar por ella en la noche.
Supongo que le habrá dicho que la ibas a acusar con el de arriba o tal vez que ibas a rezar por ella por la noche, o tal vez, que le iba a caer "el pan nuestro con mantequilla".
¡què pena, que no le preguntaste!
Si les preguntas, sencillito... ellos te dicen.
Conservo muchos amigos de tantos viajes en tren...
va un abrazo,
Vivian
El chico te dió la estampa especial porque en su concepto no iba unos ositos con una monja. Es un signo de preferencia, de "ubicatex" y de respeto por tu consagración.
Lo que no imaginó es que salieran con su pandilla en la Web y que nos tengan rezando por ellos. Lo del ciento por uno funciona hasta en un tren de provincias ¿no?
Ahora si supiera de Harry Potter, quizás te hubiese ofrecido de esos dulces sorpresa..agradable o de las otras.... :)
La verdad, que prefiero la estampita. Porque esos dulces... ¡Hay cada uno!...:) ¡Gracias!
Hermoso gesto del chico de regalarte parte de lo que incrementaría sus ingresos. "Nadie es tan pobre que no pueda dar algo a alguien"
Seguro fue algo que vio en ti hermana, un gesto de respeto quizás hacia su persona y lo que hacía, le reconociste su dignidad de hijo de Dios.
Un saludo
«Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños...»
Bueno, bueno...¿no más anécdotas de "Las andanzas de una monja"? Buen título para tu blog "definitivo"...pues insisto en que este está bien bueno :)
Un abrazo, hermanita querida.
Alemamá, ¡éste es el definitivo! Aunque esté "en borrador". Porque se hace así, al correr de la pluma...
¡Hasta pronto!
Muy bueno tu blog, con tus grandes enseñanzas y grandes lecciones apreciada Hermana
¡Ya me parecía un desperdicio no seguir en éste! Saludos, cyber-monja :)
un abrazote.
Gustavo: aquí, gracias a Dios, grande no hay nada.
Azul: Otro para vos!
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