Nos sucede tantas veces. ¡Tantas al día!
Recibimos regalos enormemente valiosos. Y sólo sabemos apreciarlos al principio; cuando son ‘nuevos’… Con el tiempo, cuando ‘los tenemos’, aunque ellos no pierden su valor, pareciera que nosotros perdemos –se nos gasta- la capacidad de apreciarlos:
Un hijo…
un amigo...
ese gran amor…
aquel talento personal…
una obra de arte, o algo que compramos a mucho precio, por dar algunos ejemplos...
Y hasta, muchas veces, nos sucede que terminamos cambiándolo por ‘espejitos de colores’.
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Nota para cristianos: Caía en la cuenta de esto, hace un rato, junto a Jesús presente en la Eucaristía... ¡Él sí que es 'el inmenso Regalo'!
Madre Nuestra
Hace 12 años.
2 comentarios:
Uh!, Josefina.... es tan verdadero eso, todo se nos hace rutinario y lo consideramos cosas que nos corresponden "por derecho propio". Nos olvidamos que todo desde la vida para adelante sólo es DON
Una comunicación por celular...
(Perdón que sea un poco autorreferente).
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