El domingo pasado, en la homilía, el sacerdote nos dijo algo que para mí fue muy clarificador. Era el evangelio de la curación de la suegra de Pedro y, después, de otros enfermos de los que el evangelista no da más detalles:
Jesús viene a liberarnos. No a solucionarnos los problemas.
Como en el Antiguo Testamento Dios salva a los judíos de la esclavitud en Egipto, pero no por eso ellos tienen menos problemas -al punto de quejarse en el desierto de que estaban mejor en el cautiverio- Jesús nos libera, nos quita las dificultades que nos traban, que nos esclavizan, para que así podamos nosotros mismos construir nuestro camino.
A veces creemos que él nos va a solucionar todo…
Jesús, que es Dios, es Señor de la Vida. Entonces ¿cómo va a coartarnos, o recortarnos, nuestra posibilidad de ser nosotros constructores de nuestra propia vida?
Sería contradictorio. Sí él nos libera: o sea que nos salva, nos destraba, nos desbloquea de aquello –pecado, dificultades, barreras personales- que nos puede impedir seguir siendo nosotros, libremente, constructores –o no- de nuestro destino y de nuestro mundo.
4 comentarios:
A eso se llama libertad ¿no? Un abrazo, hermana
Pues, querida hermana, toca un tema muy importante, porque solemos pensar que Dios está ahí para solucionar nuestros problemas, para hacer nuestra vida más fácil, y cuano no lo hace nos enfadamos, como quien pide dinero a un famiar rico y éste no se lo da. Todos somos ahora algo comodones, y nos molesta cuando Dios no nos facilita las cosas o incluso, peor aún, cuando nos pide cosas que nos complican la vida.
También me vienen dando vueltas dentro de manera especial las lecturas de los últimos domingos. Ayer (en el marco de un proceso personal que vengo haciendo) esto del leproso que se acerca a Jesús diciendo "si quieres, puedes purificarme"...me dejó pensando, rezando...Jesús quiso liberarlo, y el hombre pudo volver a la comunidad. Pensaba en los esfuerzos que hago para seguirlo, en la preocupación linda que eso me significa muchas veces, en la pena que me da cuando advierto que la cosa no va del todo bien; pero nunca llegué a ël para decirle "Si vos querés..." con actitud de abandono en Él, aceptando que uno es débil, chiquito, "impuro"...dejando que Él libere, sostenga, limpie.
Jesús no le solucionó la vida al leproso, sino que lo puso en condiciones de volver a hacer camino, de volver a integrarse, de ser aceptado, de salir de la soledad.
Esto, también ha sido muy clarificador para mí.En el comienzo de camino de este año.
Gracias por esta entrada. Me gustan especialmente los post que tienen que ver con alguna resonancia de la Palabra. Me ayudan.
Hola Hermana.
Jesús es tan grande que hoy en día sigue haciendo milagros en su pueblo. Sí, EL nos dá la libertad de hacer el bien o el mal, EL nos tiene siempre la puerta abierta para darnos el abrazo amoroso de un HERMANO MAYOR, de un PADRE, como en la Parabola del Hijo Prodigo, EL esta ahí aunque no lo vea ... LO SIENTO en mis hermanos en mi comunidad, en el pobre, el enfermo..., siempre está dispuesto a curarnos de nuestros dolores, pecados, etc...EL TODO LO HACE NUEVO... EL ES EL MEJOR CIRUJANO...solamente tenemos que CONFIAR EN EL como hizo MARIA su Madre, nuestra Madre.
¿Quizas seamos como los nueve leprosos que fueron curados y sólo uno, el décimo, fue el que le dio las gracias?; la humanidad le hace falta cambiar radicalmente y volver al AMOR.
Aprovecho,Hermana, para decirte que el día 15 de febrero subí un post para agradecer tu amistad y comentarios.
BEDICIONES.
FOTELIAS
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