Al mediodía estuvimos -con mi hermana- visitándolo al Negro. Hace dos o tres días que está en un cuarto común y mañana, si Dios quiere, lo dejan ir a su casa.
Hoy son 21 días de la caída. Parece mentira.
En el primer lugar donde lo llevaron lo daban por muerto, o con muchas dudas de que resistiese al traslado a un centro especializado. Hoy está regio: habla, se mueve, camina, razona perfectamente. Por supuesto que tendrá para un tiempo de recuperación, pero básicamente ya está todo bien. Los médicos le dicen que volvió a nacer.
Todo para agradecer: A Dios por cómo a ido yendo todo -fueron todos progresos, ninguna marcha atrás-; a todos los que lo apoyaron con la oración y el cariño, que han sido muchísimos; y por supuesto que a los médicos y equipo que lo atendieron.
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Cuando mi cuñada le contó al médico -que también está asombrado con la recuperación- que el Negro nació prematuro, éste le contestó algo así:
-¡Con razón! Porque los prematuros siempre son muy luchadores.
(¿Probablemente porque tienen que pelearla desde el principio?)