Siguiendo el tema de la entrada anterior, por lo menos en nuestro país la gente suele tener una información bastante confusa, y lo que es peor inexacta, sobre los juicios de nulidad:
+ Que en ellos la Iglesia te borra el sacramento; entonces si uno paga más se consigue más seguro y en cambio para los pobres es imposible. Falso.
Por lo que dijimos en las entradas anteriores la Iglesia no borra nada (ver entradas anteriores).
El juicio -además de tomar su tiempo y ser, es verdad, muchas veces doloroso ya que exige revisar tiempos y circunstancias difíciles por ejemplo- desde ya que tiene un costo porque requiere del trabajo de profesionales, investigación, trámites y demás. Pero, como en otros casos también en lo eclesiástico, siempre hay posibilidad de hacerlo igual si uno no puede pagar nada, o con planes acomodados de pago. Con más razón que en lo civil, los abogados -buenos abogados- que se dedican a esto suelen tener en cuenta las circunstancias personales. Por supuesto que habrá que asesorarse para buscar el buen abogado, porque como siempre ocurre también hay algunos -creo que los menos- que no hacen lo que deben.
+ Muchos creen que es prácticamente imposible que se declare la nulidad.
Esto será así según el caso. Y me atrevo a pensar que en estos tiempos en que se toma con bastante liviandad lo religioso no será tan rara la existencia de matrimonios nulos.
Además -al menos los abogados que yo conozco- tienen por costumbre, antes de iniciar nada, conocer bien el caso, evaluarlo, y decirle al interesado si habría, o no, motivos para comenzar un juicio. Por supuesto que luego habrá que ver en qué termina, y aceptarlo, pero si antes no lo ven posible aconsejan no emprenderlo.
(Tengo experiencia cercana de cuatro casos, con circunstancias y momentos de sus vidas muy distintas. Tres de ellos tuvieron sentencia de nulidad, el otro no).
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Hace tiempo que creo sería muy bueno difundir más este tema; ya que son muchos los católicos que no están bien formados, o informados. Y que realmente es importante; ya que no faltarán los que no han podido reencaminar su vida porque no conocen este recurso que tiene la Iglesia, que en más de un caso podría ser una verdadera solución.
Por eso éste mi humilde aporte.
No soy abogada ni especialista en el tema, sino perteneciente 'al común de los fieles', pero me animo a hacerlocon la experiencia que dan los años y al conocer personas que se animaron a intentar ver si éste es su camino y así fue..
Siempre se está a tiempo de buscar asesoramiento y consejo ahora.