No conocía su historia. Sale un artículo en el diario, que creo ayuda a pensar. Se cuestiona si se puede ser asesino y santo. Y hasta parece mirarlo con asombro.
Gracias a Dios, estoy segura de que no debe ser para nada el primer caso. Claro que tampoco son santos sólo los que han sido canonizados. ¡Seguro que son muchísimos más! Y no faltan ejemplos de personas con vidas muy duras que, al convertirse, tuvieron vidas maravillosas. Creo que, justamente, por haber tenido esa experiencia única del Amor misericordioso de Dios.