martes, julio 04, 2006

A veces me encuentro pensando...

Cuando éramos chicos, hace tiempo ya, lo que te proponían como modelo de vida cristiana era casi ‘la perfección’. Por lo tanto, uno tenía –por un lado- muchos deseos de alcanzarla, pero -por otro- constataba, cada día, que aquello era imposible. Lo que podía llevarte a dos resultados: a sentirte muy desilusionado de vos mismo, o tener como una supra-vida, una estructura externa de que lo hacías regio, pero dentro de vos sabías que no era tan así.
Me parece que, reaccionando a aquello –cosa muy conveniente, porque tampoco vayamos a creer que eso era Evangelio puro, sino más bien visión de la época-, vinimos a parar a algo que hoy se da muchas veces:
Todo está bien, lo importante es ser uno mismo. No sea que suframos culpabilidades inútiles, que ni ayudan ni son sanas.
La macana -y esto es lo que últimamente me encuentro pensando- es que ¡esto tampoco es lo que anuncia el cristianismo!
“Yo no he venido a salvar a los justos sino a los pecadores.”
“Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su único Hijo, para que todo el que crea en Él se salve.”
Jesús, en su Buena Noticia, nos viene a decir:
¡Alégrense!
Aunque ustedes se reconozcan débiles, flojos, con muchas equivocaciones, y hasta pecadores, el Padre –mi Padre que es el Padre de ustedes- los ama muchísimo igual. Y por eso me envió, para que yo sea con ustedes, y les dé la salvación.
No dejarán de ser pequeños y con fallas. No dejarán de ser pecadores... sí, pecadores.
Pero sí dejarán de tener miedo por ello, dejarán de sentir la necesidad de disfrazarse. ¡Porque se sabrán salvados por mí!
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Me impresiona cuánto afecta a nuestras vidas ‘la culpabilidad’.
Las afecta al punto de que, por evitarla, a veces tratamos a toda costa de evadirnos, eludir los conflictos, aparentar una vida sin problemas... No podemos ni pensar en equivocarnos; no nos permitimos fallar (¡¿?!).
Jesús nos viene a anunciar que ‘la culpabilidad’ no es cristiana.
Cristiano es ‘el verdadero dolor de haber pecado’, ‘el deseo de no volver a hacerlo’ y –sobre todo- la alegría inmensa de sentirse, cada vez y siempre, totalmente ‘perdonado’.
Y esto último es lo que nos da, realmente, aire fresco y le pone alas a nuestra vida.

21 comentarios:

Claudia Landini dijo...

Hermosas palabras Jos.

Tomé en cuenta tu sugerencia gracias!

Semilla dijo...

Que dificil es encontrar un equilibrio... encontrar la mejor forma de educar ¿no? Veo, con un poco de espanto, la forma en que ahora los niños son... maleducados. Snif! bueno perdon me desvié un poco del tema
Igualmente dificil se me hace aceptar ese amor, ese perdón tan incondicional y vivirlo plenamente.
Cariños

Juan Ignacio dijo...

Hace un tiempo participé en un diálogo que tenía que ver con esto. La autora del blog, española, lo cerró con una idea muy interesante (y podría ser una solución a esto de cómo vivir con la culpabilidad). Por supuesto, tomarlo con pinzas y ver contexto; pero me pareció que tiene gran parte de verdad. Dijo:

"Yo creo que lo mejor es sentirse un poco niño pequeño que hace chapuzas, ayuda mucho".

Repito, no es solución total, es sólo para ver que a veces se necesita ponerle un matiz así.

Diálogo completo en: El blog de Adaldrida.

Saludos.

Anónimo dijo...

Hna. Josefina, creo que su intento de borrador ha pasado de ser intento para convertirse en un excelente blog. También me parecen muy sabias sus palabras, con mucha fuerza interior y dan para reflexionar sobre ellas. La culpa! ¿Quién no la ha sentido alguna vez? Pero, bueno, somos simples mortales y con el tiempo intentamos perfeccionarnos. Si no le molesta, volveré a leerla. Sus palabras dan tranquilidad.
Un saludo y gracias por sus palabras!! y -por supuesto- si no le parece mal, queda invitada a mi rincón:
http://blogdelarosaroja.blogspot.com
O, algo de poesía
http://larosaldesprendersedesutallo.blogspot.com

edumangia dijo...

¡Amén! Me hiciste acordar a algo de Isabel de la Trinidad: "El acto de fe más grande que podemos hacer es creer que Dios nos ama". Confiar en Dios, dejarse amar por él, con toda nuestra fragilidad... ese es el camino. Dejarse amar cada vez más.

Jose Menchon dijo...

Recuerdo una oracion que dice:
¡Dios te quiere tal como eres!
eso me da animo ¡menos mal!¿no?

http://razonesvida.blogspot.com

Nas dijo...

Muchas gracias Hermana por estas palabras.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Ultimamente siento que tengo que guiarme más un poco por lo espiritual, me siento tan perdida, tan desolada, confundida, no se...y me pregunto si Dios se acuerda de mí, y si es así porque hace tanto tiempo que no encuentro el sentido de mi vida?? Es real que Dios me Ama? C{omo puiedo saberlo?

Anónimo dijo...

“Yo no he venido a salvar a los justos sino a los pecadores.”

...

Sí,

pero también: "Sed perfectos" y "No os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad del padre, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto"

Muchas veces me produce un gran consuelo que Dios, sabiendo "de qué estoy hecho", me llama a la perfección, a la perfección cristiana... y nos pide una entrega total.

Un abrazo, Eduardo

Aeronauta dijo...

Perdonar y saberse perdonados es lo máximo que por ser humanos necesitamos, pues es parte esencial del AMOR o sea de la caridad que da, por decirlo redundantemente, no de la que sólo "chupa".

El que no lo ha experimentado ¡no sabe lo que se pierde! Quizás por eso no se llenan más los confesonarios, pero en mi medio se ve un renacimiento notable de la demanda por confesiones, ¡se llena cada vez!
El "YO te perdono" es lo más liberador que hay, hasta en plano extrictamente natural y sin connotacion religiosa alguna.

Hablamos de lo de salvar a los pecadores, pero jamás el Señor olvidó a los justos, pienso. En cuanto un pecador se convierte (primer paso) inmediatamente viene el mandato del "sed perfectos", acá el que no avanza, retrocede.(Segundo paso)

No cabe el quietismo paralizante de creer que Dios es tan, pero tan, misericordioso que me salvará sin mí o "a pesar de mí" como me ha tocado oír muchas veces.

Nuestros tiempos van más por la presunción que por la desesperación como antaño y ambos extremos son malos, pues Dios es JUSTO Y MISERICORDIOSO a la vez.

En fin, hermana Jo, creo que me estoy yendo muy lejos ¿o no? Buen post, este, como toda experiencia, da para pensar en voz "escrita"

Un abrazo grande, haces mucho bien acá.

hna. josefina dijo...

Salvo Jesús, que es Dios, y su Madre, que fue preservada de toda mancha, y es la completamente fiel, todos los demás hombres -por más justos que sean- también somos pecadores.
Dicen que el más santo tiene mayor conciencia de su pecado. Y, por supuesto, le duele y desea y pide no pecar más y ser cada día más fiel. Que es muy distinto de sentir "culpabilidad".
La culpabilidad -al menos yo lo entiendo así- te hace sentir despreciable, inaceptable, irredento. La conciencia de pecado del cristiano es verdadera conciencia, dolor: pero en la certeza, y la profunda alegría, de que Dios me sigue amando a toda costa; al punto de que El, si yo lo acepto, asume mi pecado y me devuelve la salvación con su perdón.
Esto, por lo menos en mi experiencia -como dice Aeronauta- te da totalmente otra postura de vida: sé cuánto peco, quisiera no ser así, propongo mejorar, pero, al mismo tiempo, nadie me quita la alegría de poder mirarme como alguien "realmente amable y amada" (porque es el mismo Dios que me ama).
¡Es muchísimo más fácil, en esta situación, reconocer el propio pecado, el propio error, la propia pequeñez!

Anónimo dijo...

A veces nos puede pasar que perdemos el sentido de la vida, que nos sentimos muy perdidos. Es una experiencia humana, dolorosa. Buscar cuál es el motivo puede ayudar, y desde luego acercarnos a Dios, buscar en El el sentido de nuestra vida es el camino. Jesús es el CAMINO.
Experimentar que Dios nos quiere es desde luego un regalo de Dios, pero se da si nos ponemos a tiro de El, si nos abrimos a su ternura. Y esto no es incompatible con el dolor, con experiencias de incertidumbre. Es más bien cuestión de fe, no tanto de sensibilidad.
Que EL nos la regale, que es lo que más desea, porque no hay nadie que nos quiera más felices que el que nos creó y redimió con tanto amor, y nos ayuda a vivir en plenitud.
Gracias, Josefina, por tu compartir. MR

Aeronauta dijo...

Hoy la palabra "culpa" nos cae mal pues la sentimos llena de connotaciones negativas, pero sólo puede sentirlo así, creo, el que no ha experimentado el perdón absoluto de Dios.

Para que haya perdón verdadero, de ese que te deja contenta de que exista, hasta en el plano humano, pasa por el dolor de que habla Josfina, la culpa "pelada" es lo más estéril que hay, no engendra nada bueno si no termina en el dolor de haber pecado, que es tan fructífero: grandes santos han partido de una experiencia de su pecado y por ende de su culpa. ¿Ejs.? Santa Mª Magdalena, San Pedro, san Agustín, etc.

Ahora, que el Señor me ama sabiendo que no puedo evitar absolutamente el pecado, es así; es de fe que "el justo peca siete veces", y como lo sabe, por ser nuestro Creador y Redentor, es que nos dejó la duchita espiritual para sacarnos la suciedad: la confesión, y hay que usarla como corresponde, con dolor de nuestro pecado que es lo que la hace fecunda, con el correspondiente propósito enmendarnos y buscar la segunda etapa del "Sed perfectos..."

Por detrás de nosotros, por amor, nos puso el límite de los mandamientos para que no nos caigamos, pero ¿por delante?, las bienaventuranzas....¡hasta el infinito, sin ningún límite más que la propia perfección de Dios!

Anónimo dijo...

Hermana, tus borradores son un regalo, y las intervenciones, también.
Muy sanadora la visión.
Intento aporte: pecado es el error; culpabilidad, aquello que me impide mirar a los ojos a Jesús.
Quizás el error fue pequeño, pero mientras no logre levantar la mirada, me pierdo la vida.
Quiero pedir la gracia de poder mirarlo, ver su paz y recibir su abrazo.
Gracias por seguir "borroneando".
Un saludo de nuevo visitante,
Pablo

hna. josefina dijo...

¡Gracias a todos los aportes! Los blogueros y los anónimos. Me encanta cuando una entrada se va llenando de aportes que enriquecen.
Pablo,¡bienvenido!. Ya estuve 'espiando' lo tuyo, pero sólo un minuto porque estoy corriendo. Entraré más tranquila. ¡Qué bueno conocerte! ¡Volvé cuando quieras!

Anónimo dijo...

Gracias, Josefina. Será un privilegio contarte entre los "espiantes". Dios quiera que muchos nos animemos a sacar las lámparas a relucir...aunque iluminen poco.¡Siempre es luz!
Gracias de nuevo por el convite y te aseguro que repasaré seguido tus lindísimos borradores.
Saludos
Pablo

Anónimo dijo...

Hna. Josefina!
Sólo decirte que en cuanto tenga tiempo libre para dedicarle a tu "borrador" vuelvo para aquí para leer todos tus posts completos. Me transmites mucha paz. Y si no te enojas, incluiré un link en mi blog: http://blogdelarosaroja.blogspot.com y/o http://larosaldesprendersedesutallo.blogspot.com porque, sinceramente, cada uno de tus posts son joyitas imprescindibles, imposibles de dejar de leer.
Un beso! y ya regresaré en este fin de semana.

Anónimo dijo...

Este post está increíblemente bueno. Gracias, Hna. Josefina por tus palabras! Ojalá no tengamos la necesidad de "disfrazarnos", ojalá vayamos camino a una sociedad más tolerante. Cristiano es el verdadero dolor de haber pecado.
Un beso!

hna. josefina dijo...

Rosa roja, ¡muchas gracias!
Por supuesto que poné el link si te parece... Ya pasé también por tus blogs. En estos días no estoy en casa; cuando vuelva volveré también a hacer visitas más largas. ¡Hasta pronto!

Anónimo dijo...

Bueno pues es una alegria encontrar estas reflexiones...a mi, en este ultimo tiempo, la vida se ha encargado de ponerme otra vez frente al espejo, frente a mi ser, sin mas que mi debilidad y mi amor por el Señor...y creo que por fin después de tanto tiempo, he dado en el punto y es este precisamente: QUE EL PECADO ME DUELA, NO UN POQUITO...QUE ME DUELA TANTO QUE LA MISERICORDIA DEL SEÑOR PUEDA SOBREABUNDAR...SIN CULPAS...CON DOLOR...CON AMOR...CON "SEÑOR TU LO SABES TODO, TU SABES QUE TE AMO"...
Gracias por estas palabras Jose (si me permites que te llame asi)...
María

hna. josefina dijo...

¡Qué lindo lo que decís, María! Y más lindo sobre todo es vivirlo. Me encanta imaginarme la mirada de Jesús cuando canta el gallo y se da vuelta hacia Pedro... Me parece que, ese encuentro, debió de haber sido algo parecido a lo que decís... ¿verdad?
¡Gracias por la visita!