jueves, junio 26, 2008

Velocidad de hoy.

Rezaba caminando por la rambla.
No hay demasiada gente, pero casi nunca estás sola; siempre alguno que viene o que va; a pie o en bicicleta, solo haciendo ejercicio, en pareja o en grupo; joven, adulto o anciano.
Sin querer, tal vez porque también conduzco automóvil, suelo conservar la derecha; pero no es lo común, y nos cruzamos como podemos, por uno u otro lado, con toda tranquilidad. Esta vez me encontré con una amiga que estaba sentada tomando sol, y más adelante me saludó un señor que viene a rezar a nuestra iglesia.
Junto a la rambla, hay una avenida con una circulación muy fluída y a velocidad importante. Por supuesto, hay dos manos bien delimitadas, con varios carriles en cada una, semáforos y demás.
Me puse a pensar:
Ellos, los de la avenida, no pueden cruzarse por cualquier lado (derecha o izquierda), ni frenar de golpe para saludar a un amigo –cuando lo vean, e intenten saludar, ya lo habrán pasado-, ni circular paseando al ritmo que permita el encuentro, ni tantas cosas más. Todo eso se pierde con la velocidad.
La velocidad es un progreso. Pero ¿siempre?
¿No sería mayor el progreso si la usáramos cuando la necesitamos, y si no, tener por lo común un ritmo más humano?
No sólo hablo de la velocidad física –que también- sino que pienso en el ritmo muchas veces vertiginoso de nuestra vida cotidiana

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida hermana:

Su comparación es muy exacta, porque realmente muchas veces pasan tantas cosas en nuestra vida, que nos decimos: "Voy como un coche a 200 por hora". No sólo porque sentimos que no controlamos nuestro destino, sino porque como aparezca cualquier obstáculo no vamos a saber sortearlo.

F.

Silvia García dijo...

Hermana
Creo que la mayoría de la gente,(por lo menos la más pensante) se da cuenta de esto, pero es como si uno no pudiera parar, es como una gran rueda que gira y gira y no podemos hacer mucho por detenerla, entonces se pierden muchas cosas en el camino, afecto, charlas, intercambio de ideas.
Atrás de que estamos corriendo?
Un abrazo

Juan Ignacio dijo...

Es raro de por sí que tengamos que ir en esos carros metálicos para ir de acá par allá. No poder parase a saludar es la primera de las pérdidas, qué bien visto. No sé porqué la velocidad signifique progreso. Pondría hasta eso en duda. Muy buena entrada.

hna. josefina dijo...

Gracias a los tres.
Juan Ignacio pienso que sin duda el poder contar con la velocidad es un progreso si la usamos bien. Hay casos en que ayuda muchísimo.
Pero el mayor adelanto sería usarla discrecionalmente; algo que todavía no hemos aprendido.

Unknown dijo...

toda la razon!, la velocidad ya ni siquiera es algo que manejamos nosotros , es algo que nos lleva, hemos ascelerado tanto los ritmos de vida que siempre debido a eso al final de las mismas es cuando nos topamos con los muros de la reflexion, y es hasta entonces que pensamos en frenar. por eso tomar sabiduria de los mayores de como siempre nos dicen no t apures, no de desesperes no cambies tan rapido...es como querernos y valorarnos

hna. josefina dijo...

¡Qué buenos tus comentarios, Isis!