No sé si también se dará en otras ciudades, provincias o
países, pero en Buenos Aires –que fue su arquidiócesis- se dio, y se mantiene
significativamente, el efecto Francisco.
En los diarios, radios y televisión tenemos noticias
suyas casi todos los días. Y en lo individual, muchas, pareciera que muchísimas
personas –creyentes y no- siguen muy afectadas.
Lo bueno es que este efecto, en general, es muy beneficioso por lo
que, con propiedad, creo que podemos decir: ¡Gracias a Dios!
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