lunes, julio 20, 2009

Espigando la nueva Encíclica de Benedicto (2)

30 (…)El saber nunca es sólo obra de la inteligencia. Ciertamente, puede reducirse a cálculo y experimentación, pero si quiere ser sabiduría capaz de orientar al hombre a la luz de los primeros principios y de su fin último, ha de ser «sazonado» con la «sal» de la caridad. Sin el saber, el hacer es ciego, y el saber es estéril sin el amor.
(…) La caridad no es una añadidura posterior, casi como un apéndice al trabajo ya concluido de las diferentes disciplinas, sino que dialoga con ellas desde el principio. Las exigencias del amor no contradicen las de la razón. El saber humano es insuficiente y las conclusiones de las ciencias no podrán indicar por sí solas la vía hacia el desarrollo integral del hombre. Siempre hay que lanzarse más allá: lo exige la caridad en la verdad[76]. Pero ir más allá nunca significa prescindir de las conclusiones de la razón, ni contradecir sus resultados. No existe la inteligencia y después el amor: existe el amor rico en inteligencia y la inteligencia llena de amor.
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Cuando el Papa habla de 'caridad' quiere decir 'amor'; no es lo que interpretamos vulgarmente como limosna, o compasión, de arriba a abajo. La caridad es una virtud que nos regala Dios, haciendo que participemos de Su propio Amor.
Los remarcados son míos.

1 comentario:

Juan Ignacio dijo...

Qué bueno ir leyendo algo al mismo tiempo.
Me gusta mucho lo que marcaste. Hubiera marcado eso y también eso que dice: "Las exigencias del amor no contradicen las de la razón".